Las calderas de gas no se prohibirán en el 2026

Las calderas de gas no se prohibirán en el 2026

Las calderas de gas no se prohibirán en 2026. Son ya varios los usuarios que nos habéis preguntado si es verdad que la UE va a prohibir las calderas de gas a partir del 2026 ante la publicación recientemente de algunas informaciones erróneas o inexactas a raíz de la publicación de la Directiva refundida de Eficiencia Energética (UE) 2023/1791.  Desde Calderas de Gas y Calefacción Coruña Instalacións RODD podemos asegurar que es  ROTUNDAMENTE FALSO. 

Cabe aclarar, tal y como nos recuerda SEDIGAS,  que la nueva Directiva europea no determina la prohibición de las calderas ni su obligatoria sustitución y recuerda la contribución de los gases renovables para una transición energética eficiente, justa y equilibrada. 

Razones por las que las calderas de gas no se prohibirán en 2026 

 El sector gasista apela a desterrar la falsa percepción de que solo existe una forma de descarbonizar la calefacción de los hogares, a la que se suma la dicotomía interesada e inexacta de confrontar las soluciones descarbonizadas que ofrecen los gases renovables, biometano o hidrógeno renovable, frente a las soluciones eléctricas.  El carácter renovable de los sistemas de calefacción no depende de la tecnología, sino del combustible. Cabe recordar  que hoy en día la mayor parte de los modelos de calderas de gas, vienen preparadas para funcionar con una parte de hidrógeno con gas natural.

 

Dicha directiva no determina, en ningún caso, un escenario de prohibición de las calderas de gas y la obligatoriedad de la sustitución de éstas por bombas de calor.   La directiva (publicada el 20 de septiembre en el Diario Oficial de la Unión Europea y que establece un plazo de dos años para su transposición) solo indica que a partir del 1 de enero de 2026 no se permitirán nuevas medidas de eficiencia energética que contemplen el uso directo de combustibles fósiles, ni subsidios para su uso en edificios residenciales. Es decir, pone límites a cualquier tipo de subvención o ayuda directa en el ámbito de la eficiencia energética para la adquisición o renovación de esas tecnologías en los edificios de viviendas, pero no a su instalación.  Una eventual prohibición de las calderas de gas (incluidas las de condensación de alta eficiencia, preparadas para funcionar con energía renovable) tendría un efecto adverso en la transición energética dadas las dificultades de algunos hogares para acceder a otras opciones de calefacción renovable debido a limitaciones financieras y técnicas. En consecuencia, podrían verse animados a seguir utilizando aparatos que funcionan con combustibles intensivos en carbono (por ejemplo, carbón, fuel o fuel-oil) el mayor tiempo posible. 

 Fiarlo todo a las bombas de calor va en contra de la idea de una transición justa, al resultar económicamente poco realista para muchas familias.

 A ocho de cada diez españoles les preocupa mucho o bastante el gasto que supondría cambiar sus sistemas de calefacción por uno totalmente eléctrico. Así se desprende de una encuesta elaborada por 40dB, a petición de la Asociación de Gas Licuado (AGL) y Sedigas, para conocer la actitud de la ciudadanía ante las medias de eficiencia energética y su impacto económico sobre los hogares.  Casi el 70% de los hogares invertiría en ello un máximo de 1.500 euros y sólo el 8% destinaría más de 3.000 euros, cuantías muy inferiores al coste de instalar bombas de calor eficientes.  En un artículo del mes de septiembre, la OCU tasaba el coste de las bombas de calor aerotérmicas en la horquilla entre 3.600 y 12.700 euros, a los que sumar el coste de la instalación, de entre 2.000 y 8.000€ (más IVA). Más elevado es el precio que indicaba un estudio de la Organización Europea de Consumidores BEUC, publicado en julio, que recoge presupuestos para instalar bombas de calor agua-agua y oscilan en un intervalo de entre 6.400 y 28.500€, sin IVA. Cuantías, en definitiva, muy superiores a la que los hogares españoles están en disposición de afrontar. 

h2 300x188 - Las calderas de gas no se prohibirán en el 2026El carácter renovable del sistema de calefacción no depende de la tecnología, sino del combustible. Por eso, ante la imposibilidad de alcanzar los objetivos de descarbonización sólo con la electrificación, los gases de origen renovable son una solución tecnológica madura, aportan una producción continua y estable y cuentan con la elevada capacidad de almacenamiento y distribución.  El sector gasista español siempre ha defendido el principio de neutralidad tecnológica, y vería como un error la exclusión del mercado de las calderas de alta eficiencia preparadas para las energías renovables.  El biometano se posiciona como una de las mejores opciones para la descarbonización del parque de edificios de la UE ya que no requiere ningún tipo de adaptación de la infraestructura gasista, del transporte ni de distribución hasta nuestras casas, siendo 100% compatible con los equipos con los que ya contamos. 

Es por estas y otras muchas razones por las que estamos seguros que a las calderas de gas todavía les quedan largos año en el mercado, y que el paso a la descarbonización no pasa por el momento por sacar del mercado las calderas de gas. Por lo tanto las calderas de gas no se prohibirán en el 2026.

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